Esta pequeña joya publicitaria tiene la solera del tiempo, la pátina de la nostalgia. La encontré en Ecos y Murmullos
"¿Quién ha visto una sola casa criolla donde no se sirva el cubanísimo Café Regil? ¿A quién no le gusta que, al llegar a la casa de un vecino o de un compatriota, se le ofrezca el humeante, aromático, dignísimo Café Regil?
¡Café Regil!.... ¡lo mismo en junio que en abril! Acérque los labios a la tacita humeante de tres centavos, y deje que el aroma le muerda los labios hasta hacerlos sangrar de placer...
¿Ves ese rostro que invita al goce? ¡No!, ¡no es el de la mujer, sino el del Café Regil!
El Café Regil es el mejor porque es el único que ha hecho del paraíso un infierno. Si quieres salvarte, ¡Café Regil!..... Si quieres condenarte, ¡Café Regil!
Prueba el café cubano, y ¡luego querrás el habano!... "
¡Café Regil!.... ¡lo mismo en junio que en abril! Acérque los labios a la tacita humeante de tres centavos, y deje que el aroma le muerda los labios hasta hacerlos sangrar de placer...
¿Ves ese rostro que invita al goce? ¡No!, ¡no es el de la mujer, sino el del Café Regil!
El Café Regil es el mejor porque es el único que ha hecho del paraíso un infierno. Si quieres salvarte, ¡Café Regil!..... Si quieres condenarte, ¡Café Regil!
Prueba el café cubano, y ¡luego querrás el habano!... "
1 comentario:
Angel Naves, mi tío, trabajó muchos años en Cafés Regil, de la Habana
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