El café en el Arte

Pliego de descargo

El Club Café Olé es un blog recopilatorio de todo aquello que de bueno sobre el café se encuentra en la red, y en el que también tienen cabida artículos de elaboración propia. Desde el comienzo quedó clara esa cualidad compilatoria y por eso descuidamos precisar las autorías o la procedencia de los post recogidos en otras páginas. Dado que este Club no tiene ánimo de lucro, ni nos mueve afán de adjudicarnos méritos que no nos corresponden, pedimos disculpas por cada vez que hemos incurrido en el descuido y prometemos enmendarnos a partir de ahora, citando siempre fuente o procedencia de todo aquello cuya autoría nos sea ajena.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Café amargo


En alguna ocasión ya os he contado que todas las mañanas, antes de entrar a trabajar, suelo tomar café en una cafetería que hay justo al lado de la oficina. Creo haberos dicho también que la costumbre de tomarlo allí no obedece, precisamente, a la calidad del café, que parece que, en vez de Alejandro, lo hace José Coronado echándole todos los bifidus activos y las L. cassei inmunitas que pilla.

Pero resulta que hay veces en las que el café es todavía muchísimo peor, y no precisamente por culpa de Alejandro, de Juan Valdés ni de las vacas del valle de los Pedroches. Veces en las que el sorbo se te queda en la boca y no eres capaz de tragarlo y lo único que harías a gusto sería espurrearlo sobre una corbata de seda y una camisa tan impoluta que de ser lienzo sería ofensiva, tan ofensiva casi como la boca inmunda que acaba de hacer gala de un clasismo disfrazado de xenofobia, tan ofensiva como la mezquina mente que concibe esas ideas y que no se compunge precisamente al expresarlas, seguros de que sentarán cátedra, gustosos de oírse a sí mismos y pendientes del efecto que causan sus palabras en lo que ellos piensan público devoto.

Entonces tú tragas el café, dispuesta a que sea lo único que tragues, das un golpecito en la base del obelisco en el que se ha encaramado el sujeto, construido con su propio ego mezclado con engreído convencimiento y abominable juicio. Entonces la máquina se desmorona, y ves que está hecha simplemente de barro. De sucio y vil barro.

© Ampharou 2007

Este relato lo podéis encontrar en el blog AMPHAROU


lunes, 24 de septiembre de 2007

El primer café



Oigo el estimulante gorgoteo del líquido bullendo en la cafetera, subiendo desde el depósito inferior hasta casi rebosar. La retiro del fuego y aspiro ese aroma vivificante y único que despierta mis sentidos aún algo embotados por el sueño de una noche que casi ahora vio su fin. Cae el líquido oscuro y caliente en el pote como del caño de una fuente de manantial vitalizador y saludable. Le añado leche y el color va aclarándose mientras remuevo el café con la cucharilla, hasta adquirir un tono ligeramente más suave. Ya está listo para saborearlo. Nada de azúcar, un buen café manchado y casi amargo, para empezar a vivir otro día. Mientras tomo el café, sin prisas, veo a través de la ventana cómo el sol va elevándose despacio allá, en la línea de un horizonte casi oculto por árboles y casas de fachadas blancas. Está naciendo la mañana y yo renazco a este nuevo día gracias al sabor fuerte y tonificador de la infusión. Aspiro su aroma delicioso, todos mis sentidos se recrean en cada sorbo. Prolongo este primer momento del día, bebo despacio, deleitándome con el sabor y el olor de este manjar líquido y exquisito. El silencio envuelve este rito solitario y placentero. ¡Qué calma! ¿Cuánto durará? Lo que dure el silencio, lo que dure el placer de este primer y solitario café de la mañana.


© Raquel Méndez Primo 2007

jueves, 20 de septiembre de 2007

TOMEMOS CAFÉ


Un poema de la autora mexicana Lina Zerón

TOMEMOS CAFÉ

Ah.
Y ahora dices que me amas,
ahora que como tela de araña
de la cara el pellejo te cuelga,
que el magnífico color de tus ojos
ahora lo enmarcan un par de cadavéricas cuencas
y tu vanidad de macho viste de luto.

Ah,
ahora me amas como el primer día,
hoy que dejaste de ser el más codiciado,
la nota principal en todos los diarios,
hoy que famélica se encuentra tu billetera
y se agotó la cosecha de rubias y trigueñas.

Bien,
te agradezco decir que soy todo en tu vida
- todo lo que te queda -.
Tus días dejaste bordados en decenas de almohadas
y los billetes verdes, los grandes,
repartidos en muchas bocas color ambición.

Pero ven, tomemos una taza de café,
noto cuánta falta te hace.
Hoy tienes mal semblante,
hueles a abandono,
a gripe ¿o será a viejo?

Pero pasa,
ahora la sala principal es la cocina,
mi refugio preferido en tantas noches de espera
las otras habitaciones ya tienen polilla
y han olvidado sonreír las puertas.

Acércate,
toma asiento en la que siempre fue tu silla
aún sin sentir el peso de tu cuerpo.
Alégrate, hoy tenemos visitas,
llegaron aquellos niños que no sabes ni cuándo
dejaron de serlo;
una trae consigo al primer nieto
el otro, como tú, es un gran ejecutivo
al que casi nunca veo.

Pero ven, acércate...
aprovecha este día y diles cuánto los quieres
tanto como me quieres hoy a mí.

De "Nostalgia de Vida" 2005
Ed. Unión y UNEAC, La Habana

lunes, 10 de septiembre de 2007

Bizcochuelo esponjoso de café con especias


INGREDIENTES
4 cucharadas de 100% Café de Colombia
3/4 taza de leche
1 taza de harina
1 cucharadita de polvo de hornear
1/2 cucharadita de sal
1/2 cucharadita de canela
1/2 cucharadita de nuez moscada
1/4 cucharadita de clavo de olor
3 huevos
1 taza de azúcar
1 cucharadita de vainilla
1/4 taza de mantequilla derretida tibia (glaceado de café y mantequilla, receta a continuación)


Así se hace:

1. Combinar café y leche en una cacerola, calentar hasta que hierva. Cocer a fuego lento durante 10 minutos. Colar a través de varias capas de queso cremoso en una taza métrica. Deberá quedear 1/2 taza de leche con sabor de café. mantener la leche caliente sobre fuego lento.

2. Espolvorear harina, polvo de hornear, sal canela, nuez moscada, clavos de olor. Reservar.

3. En un bol grande, batir los huevos durante aproximadamente 2 minutos a gran velocidad hasta que se espesen. Lentamente agregar azúcar y batir durante 4-5 minutos hasta que la mezcla se torne bien clara.

4. Con una batidora, a baja velocidad, combinar con la leche con sabor de café hasta que apenas se mezcle. Batir la vainilla. Con una batidora a baja velocidad o a mano, revolver la mezcla de harina hasta que se mezcle apenas. No batir o mezclar demasiado.

5. Cuidadosamente mezclar la mantequilla derretida.

6. Verter en dos moldes para torta redondos, de 8 pulgadas, previamente engrasados y enharinados. Hornear en horno precalentado a 350ºF durante 20-25 minutos hasta que el tester insertado en el centro de la torta salga limpio. Dejar enfriar por 10 minutos, luego transferir al estante para enfriar completamente.


Glaceado de Café y Mantequilla.
1/2 taza de 100% Café de Colombia concentrada caliente (1 taza de café con 8 onzas de agua fría)
1/3 taza de azúcar
1 pellizco de sal
3 yemas de huevo
1 taza de mantequilla ablandada
1 cucharadita de vainilla

Combinar café, azúcar, sal y yemas de huevo en un bol, batir sobre agua a fuego lento hasta que se espese. Batir a máquina hasta que se enfríe. Agregar la mantequilla batiendo constantemente, de a 1 cucharada, luego agregar la vainilla y mezclar hasta que sea suficientemente espeso para untar.

Receta cortesía de ARECETAS.COM

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Salón Internacional del Café

En Milán, del 19 al 23 de Octubre, tendrá lugar este evento:


SIC

Dentro del Salone Internazionale dell'Ospitalità Professionale


Para mayor información, pinchad en las imágenes.


Noticia extraída de Mundo del café

domingo, 2 de septiembre de 2007

Un café, por favor

Chico Gris, mi propio y servidora retratados por la de siempre, mi hija Ana, en El Desván.
Juro y perjuro que él es más guapo que el monstruito de ODIO

A ver cómo lo cuento con tantas limitaciones... ejem. Pues empiezo por el principio, que es lo más normal si quiero que me entendáis. El miércoles tuve una visita muy grata. Chico Gris y yo teníamos pendiente un café desde hacía ya algún tiempo; hablábamos (bueno, hablaba yo, porque él hablar lo que se dice hablar, habla poco) , hablábamos, decía, de tomar un café y charlar en persona, cara a cara, después de un año de tratarnos vía messenger y a través de nuestros respectivos blogs.
Reconozco que antes de la visita de Duna y Mari Carmen, o Mari Carmen y Duna, que lo mismo da que da lo mismo, me ponía bastante nerviosa la posibilidad de estos encuentros, pero la experiencia fue tan buena, que esos nervios se han esfumado y la perspectiva de recibir a amigos por primera vez me parece una maravilla.
Al grano, que me enrollo con divagaciones. Decía que por fin el miércoles pudimos tomar ese café porque Chico Gris se tomó la molestia de hacer casi dos horas de camino para poder compartirlo.
Y aquí me atasco porque no estoy autorizada a decir lo encantador que es, y no quiere que cuelgue fotos, y si no puedo mostraros el documento gráfico y no puedo decir lo bien que me sentí compartiendo esas horas con una persona encantadora (y más callada que un muerto, eso también, pero como ya hablo yo por dos, pa qué...) a la que aprecio mucho, pues me diréis que para qué puñetas voy a seguir...

Nota

Hola, amigos.
He redireccionado el antiguo Club. Ya mismo me pongo a migrar las entradas a esta nueva dirección. Mientras puedo acabar el trabajo, los enlaces a ellas estarán inutilizados. Os pido un poquito de paciencia, me llevará algo de tiempo, pero lo haré, prometido. Besos con café.
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